Muchos experimentan verdadera felicidad, estados de alegría y euforia en los
talleres, lo que es bueno para todos los seres humanos y magnífico para los
artistas plásticos. Es casi un estado de Gracia al cual nos lleva el ejercicio
y aprendizaje de pintura y dibujo. Llegar a este estado es deseable tanto en las
personas con experiencia como en las que recién se inician.
Una obra es como una aventura en la que no se vislumbra el destino hasta bien
avanzada la historia. Como un viaje movido por la pasión de llegar al destino. Su
logro o fracaso están latentes todo el tiempo.
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